
Acompañar a Nuestra Señora en sus Dolores
Sábado, 9 de marzo de 2019. (apostoladosanpiox.blogspot.com).
En el transcurso de una de las múltiples revelaciones con las que fue bendecida Santa Brígida de Suecia, la Santísima Virgen le comunicó, con respecto a Sus Dolores, lo siguiente:
“Miro ahora a todos los que viven en el mundo por ver si hay quien se compadezca de Mí y medite en Mi Dolor; mas hallo poquísimos que piensen en Mi tribulación y padecimientos. Y así tú, hija, no me olvides, aunque soy olvidada y menospreciada por muchos, mira Mi dolor e imítame en lo que pudieres. Considera Mis angustias y lágrimas, y duélete de que sean pocos los amigos de Dios”
¿CÓMO PODEMOS ACOMPAÑAR A NUESTRA SEÑORA?
Muy fácil: basta con tomar apenas diez minutos cada día. Leer y meditar de en uno en uno los Siete Dolores de la Virgen Santa, desde la Profecía del anciano Simeón hasta aquél momento de dolor inenarrable como fue el de Nuestra Señora cuando vio a Su Hijo muerto, colocado en el sepulcro. Creo que por mucho que meditemos, jamás lograremos adentrarnos por completo en el drama de la María Santísima.
Si a la meditación de los Siete Dolores, le añadimos la recitación lenta de un Avemaría después del enunciado de cada uno de Sus Dolores, tengamos por seguro que estamos ofreciendo una óptima reparación a la que es Medianera de todas las gracias entre Dios y los hombres.
Para los más piadosos y amantes de Nuestra Señora, les recomiendo conseguir el Rosario de los Siete Dolores; se compone de siete grupos, con siete cuentas por grupo, para así mejor honrar los Dolores padecidos por la Siempre Virgen María.
1º. La profecía de Simeón
Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padecisteis con el anuncio de Simeón cuando dijo que vuestro corazón sería el blanco de la Pasión de vuestro Hijo. Haced, Madre Mía, que sienta en mi interior la Pasión de vuestro Hijo y haga míos vuestros dolores.
- Rezar 1 Padrenuestro, 7 Avemarías y 1 Gloria.
(Voz). Madre llena de aflicción.
(Respuesta). De Jesucristo las Llagas graba en mi corazón.
2º. La persecución de Herodes y la huída a Egipto
Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padecisteis en el destierro a Egipto, pobre y necesitada en aquel largo camino. Haced, Señora, que sea libre de las persecuciones de mis enemigos, especialmente de los que buscan perder mi alma.
- Rezar 1 Padrenuestro, 7 Avemarías y 1 Gloria.
V. Madre llena de aflicción.
R. De Jesucristo las Llagas graba en mi corazón.
3º. Jesús perdido en el Templo, por tres días
Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padecisteis con la pérdida de vuestro Hijo durante tres días en Jerusalén. Concededme lágrimas de verdadera penitencia para llorar culpas por las veces que he perdido a mi Dios por el pecado y que lo halle para siempre.
- Rezar 1 Padrenuestro, 7 Avemarías y 1 Gloria.
V. Madre llena de aflicción.
R. De Jesucristo las Llagas graba en mi corazón.
4º. María encuentra a Jesús, cargado con la Cruz
Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padecisteis al ver a vuestro Hijo con la cruz sobre los hombros, caminando al Calvario con escarnio, baldones y caídas. Haz, Señora, que lleve con paciencia la cruz de la mortificación y de los trabajos cotidianos.
- Rezar 1 Padrenuestro, 7 Avemarías y 1 Gloria.
V. Madre llena de aflicción.
R. De Jesucristo las Llagas graba en mi corazón.
5º. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor
Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padecisteis al ver morir a vuestro Hijo clavado en la cruz entre dos ladrones. Haced, Señora, que viva crucificado para el mundo para vencer mis vicios y pasiones.
- Rezar 1 Padrenuestro, 7 Avemarías y 1 Gloria.
V. Madre llena de aflicción.
R. De Jesucristo las Llagas graba en mi corazón.
6º. María recibe a Jesús bajado de la Cruz
Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padecisteis al recibir en vuestros brazos aquel santísimo cuerpo difunto y desangrado, con tantas llagas y heridas. Haced, Señora, que mi corazón viva herido de amor y muerto a todo lo profano.
- Rezar 1 Padrenuestro, 7 Avemarías y 1 Gloria.
V. Madre llena de aflicción.
R. De Jesucristo las Llagas graba en mi corazón.
7º. La sepultura de Jesús
Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padecisteis en vuestra soledad, sepultado ya vuestro Hijo. Haced, Señora, que yo quede sepultado a todo lo terreno, viva sólo para Vos y sienta en mi interior la Pasión de vuestro Hijo y vuestros dolores.
- Rezar 1 Padrenuestro, 7 Avemarías y 1 Gloria
V. Madre llena de aflicción.
R. De Jesucristo las Llagas graba en mi corazón.
ORACIÓN FINAL
Oh Doloroso e Inmaculado Corazón de María, morada de pureza y santidad, cubrid mi alma con Vuestra protección maternal a fin de que, siendo siempre fiel a la voz de Jesús, responda a Su amor y obedezca a Su Divina Voluntad. Quiero, Madre Mía, vivir íntimamente unido a Vuestro Corazón que está totalmente unido al de Vuestro Divino Hijo. Atadme a Vuestro Corazón con vuestras Virtudes y Dolores y al Corazón de Jesús y protegedme siempre. Para más obligaros os saludo diciendo Dios te Salve, Reina y Madre de Misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te Salve. A ti recurrimos los desterrados hijos de Eva; a Ti suplicamos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!
V. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Contexto
Desde la Edad Media el pueblo cristiano honró los Dolores de Nuestra Señora durante Su vida en este mundo; el amor de los hijos por Madre tan Santa y Buena, llevó a la Piedad Católica a contemplar los diferentes trances por los que pasara María Virgen en compañía de Su Hijo Jesús, para redimirnos y alcanzarnos la Misericordia de Dios.
La Devoción de Los Siete Dolores de la Virgen María fue extendida por los frailes servitas; el Papa Benedicto XIII extendió universalmente la celebración del “Viernes de Dolores” en 1727, situando la celebración para el anterior al Viernes Santo.
El Papa Clemente XII, concedió en 1734, una Indulgencia Plenaria y remisión de todos los pecados a quienes recen la Corona de los Siete Dolores de Nuestra Señora diariamente, por un mes continuo y luego confesado y comulgado, rogase por la Santa Iglesia; al que verdaderamente arrepentido y confesado, o al menos con firme propósito de confesarse, rezare esta Corona, por cada vez 100 años de indulgencia.

Artículo extraído desde apostoladosanpiox.blogspot.com, a 13 de marzo de 2019.